Educar es
mucho más que transferir una serie de conocimientos, va más allá, se trata de intentar desarrollar todas
aquellas facultades morales de una persona y que esta integre todos aquellos
valores para poder vivir dentro de una sociedad. Dentro de la educación
encuentro varios problemas, pero uno de los más importantes seria el escaso
reconocimiento que obtienen los maestros y maestras por su trabajo. Los
abogados, los médicos, etc…tienen muchísimo más peso dentro de la sociedad que
un “simple” profesor, pero muy pocos e incluso nadie se ha parado a pensar que
sin ellos no se podrían formar ni ingenieros, ni médicos, ni abogados,
constituyen unos de los papeles más importantes en nuestra sociedad ya que ellos
son los encargados de adoctrinar e impulsar de alguna manera a todas estas
personas para el día de mañana.
¿No son
mucho más importantes de lo que realmente creemos? ¿No deberíamos otorgarles un
mayor reconocimiento?
Pero no solo
ellos son los encargados de educar: la familia, los entrenadores e incluso el
ambiente que rodea una persona (la pertenencia a cierta nación o fe religiosa,
la raza…), su estatus socioeconómico o el sexo, ejerce cierta influencia sobre
su educación, es más, diríamos que la base de esta se desarrolla dentro de
estos círculos y cuya misión del maestro es perfeccionarla y orientarla, ya que
muchas veces estas influencias no son del todo positivas. De aquí, que todas
las personas pasemos un proceso educativo, por lo menos el obligatorio, y que
no todos tengamos una misma visión o unos mismos valores como ideal.
Por ello, lo
primero que la educación transmite es que no somos únicos, y lo segundo es que
no somos los iniciadores de nuestro linaje. La enseñanza está ligada
intrínsecamente al tiempo. No hay aprendizaje que no implique conciencia
temporal y que no responda directa o indirectamente a ella. El fin de la
educación es una reflexión sobre el destino del hombre, sobre el puesto que
ocupa en la naturaleza, sobe las relaciones entre los seres humanos.
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